Sepo fue a casa de Sapo. Encontró una nota en la puerta que decía: “Querido Sepo: No estoy en casa. Me he ido, porque quiero estar solo”.
—¿Solo? —exclamó Sepo—. Sapo sabe que soy su amigo. ¿Por qué quiere estar solo?
Sepo miró por las ventanas. Se asomó al jardín. En ningún sitio vio a Sapo.
Sepo fue al bosque. Sapo no estaba allí. Fue al prado. Sepo no estaba allí. Estaba sentado en una isla, estaba solo.