domingo, 8 de junio de 2014

Cuento» El Mago Tropezón, de María Alicia Esain

El Mago Tropezón


¡Pobre mago! Cada vez que actúa los trucos le salen al revés y en lugar de aplausos, sólo consigue burlas y silbidos de desagrado. No sabe qué hacer. Ensaya y ensaya… ¿Tendrá esta noche la ocasión de lucirse? Debe actuar en un gran teatro. El dueño ha prometido contratarlo para varias funciones si al público le gusta su magia.

A la hora del espectáculo la gente colma las plateas. Las luces están encendidas y todos esperan que el mago se presente. Sobre el escenario están sus elementos mágicos. Una música llena de suavidad y misterio suena al comenzar…

Tropezón y su ayudante, la hermosa Titina Poligriya hacen su aparición. Él, de negro, con galera oscura y zapatos plateados, al igual que su varita mágica. Ella: una túnica roja y oro, los ojos pintados de azul y plumas color fuego en el pelo. Calza sandalias altísimas bordadas en piedras… ¡Se ha anunciado función de lujo!

La música se detiene, las luces van apagándose. Un reflector ilumina el escenario… El artista hará un truco con naipes gigantes… Explica qué carta debe aparecer, mueve la varita y pronuncia las palabras mágicas:

¡Chiriripín, chiripiuska,
que se haga la magiuska!


En lugar de la carta esperada, salen volando todas las cuentas que el mago debe pagar. Son tantas que tapan las cabezas de la primera fila de asientos por completo.

En medio de un silencio terrible y sin ponerse nervioso, Tropezón hará el truco de la galera y el conejo. Mueve la varita. Pronuncia las palabras mágicas:

¡Chiriripín, chiripiuska,
que se haga la magiuska!


Salen una gallina con cinco pollitos que caminan por el pasillo central del teatro y van a la salida como saludando entre cacareos y pío-píos… Vuelve el silencio.

Es el turno de las cajas mágicas con palomas… Se prepara el mago y Titina Poligriya le acerca lo necesario. Mueve la varita. Pronuncia las palabras mágicas:

¡Chiriripín, chiripiuska,
que se haga la magiuska!


Aparecen dos ranas y un loro. Titina grita como loca, se le quiebra un taco y el loro se le posa en su cabeza… El público permanece en silencio total…

Esta vez no fallará. Con unas sogas especiales es atado por Poligriya, él se desatará y los errores se olvidarán. Mueve la varita. Pronuncia las palabras mágicas:

¡Chiriripín, chiripiuska,
que se haga la magiuska!


Al instante se produce en el escenario un movimiento de sogas, brazos y piernas tal que Tropezón parece un paquete del correo, pero con galera. Silencio…

De pronto, estallan carcajadas gruesas y finitas, aplausos como truenos Los asistentes lloran de la risa. Algunos se ponen de pie para felicitar al mago y otros se acercan al dueño del teatro para decirle que se han divertido muchísimo. Tropezón y Titina Poligriya, al borde del desmayo, escuchan:

—¡Este espectáculo cómico está contratado!

Y de tanto desastre, nace un nuevo éxito… La suerte del mago ha cambiado.



María Alicia Esain ©2006



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Ilustración: ©María de los Dilemas
http://mariadilemas.com/

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Visto y leído en: ©El elefante lector.
Blog de Arancha Arnau, periodista y pedagoga.
http://elelefantelector.blogspot.com.ar/2011/10/el-mago-tropezon.html

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