CUENTO» CONSEJOS DE ABEJA, DE HORACIO ALVA.


CONSEJOS DE ABEJA


TITA ES UNA PEQUEÑA ABEJA QUE PASA LOS DÍAS VOLANDO EN BUSCA DE FLORES Y VIENTOS FAVORABLES. LLEVA UNA VIDA SENCILLA Y DEDICADA AL TRABAJO. Y COMO TODA ABEJA POSEE UN CORAZÓN MUY GENEROSO.

CADA MAÑANA SE LEVANTA TEMPRANO Y SALE CON SU BOLSITA A BUSCAR LAS MEJORES FLORES DE LA ZONA. EN EL VERANO TRABAJA SIN PARAR Y ANTES DE IRSE A DORMIR TOMA UNA GOTITA DE MIEL. ASÍ RECUPERA FUERZAS Y DESCANSA CON UNA ANIMADA SONRISA.

SIEMPRE OBSERVA LO QUE HAY ALREDEDOR DE SU COLMENA, SABE QUÉ LUGARES SON PELIGROSOS Y CUÁLES LOS MEJORES PARA IR A COSECHAR NÉCTAR, CONOCE LOS MISTERIOS DE LA NATURALEZA Y POR ESO SE ENCARGA DE EXPLICARLES A LAS ABEJAS JÓVENES LOS SECRETOS DE LA VIDA DE ABEJA. CUANDO LLEGA EL INVIERNO SE ECHA A DORMIR POR LARGAS SEMANAS PORQUE A LAS ABEJAS NO LES GUSTA EL FRÍO. ELLAS SE QUEDAN ADENTRO DE LA COLMENA, ABRIGÁNDOSE UNAS A OTRAS, ESPERANDO QUE LLEGUE LA PRIMAVERA.

PERO EN EL ÚLTIMO INVIERNO SUCEDIÓ ALGO QUE SIRVIÓ DE LECCIÓN A UNA DE LAS HABITANTES DE LA COLMENA, ABEJA JOVEN Y SOBRINA DE TITA. ELLA ERA MUY TRAVIESA Y DESOBEDIENTE. MERLINA, ASÍ SE LLAMA, DISFRUTABA DE HACER BROMAS TODO EL TIEMPO Y NUNCA OÍA CONSEJOS. A VECES SE ESCONDÍA DETRÁS DE UN ÁRBOL, OTRAS IBA A ALGÚN CAMPO CERCANO A DORMIR LA SIESTA O COMER UVAS, PERO NUNCA LE HACÍA CASO A SU TÍA.

LO CIERTO ES QUE CUANDO LLEGÓ EL INVIERNO MERLINA PENSÓ: “NO VOY A DORMIR. ESO SÍ ES PERDER EL TIEMPO. VOY A SALIR A CONOCER EL MUNDO MIENTRAS MI TÍA SE QUEDA AQUÍ COMO UNA HARAGANA”. Y SE PUSO UNA BUFANDA MIENTRAS OBSERVABA LA COLMENA DORMIDA: “¡QUÉ VIDA ABURRIDA TIENEN!” DIJO, Y SE MARCHÓ UNA MAÑANA DE MUCHO FRÍO.

LO PRIMERO QUE LE LLAMÓ LA ATENCIÓN FUE CÓMO HABÍA CAMBIADO EL PAISAJE: YA NO HABÍA CHARQUITOS DONDE TOMAR AGUA, SINO PURO HIELO… AL MEDIODÍA COMENZÓ A SENTIR HAMBRE POR LO QUE VOLÓ EN BUSCA DE ALIMENTO, PERO PARA SU SORPRESA LOS ÁRBOLES ESTABAN SIN FRUTOS. “NO IMPORTA, EN ALGÚN LUGAR VOY A ENCONTRAR ALGO PARA COMER”, SE DIJO Y SIGUIÓ BUSCANDO HASTA QUE LLEGÓ LA TARDE. Y LA TARDE TRAJO LA LLUVIA Y LUEGO, LA NIEVE…

COMENZARON A DOLERLE LAS ALITAS Y DEJÓ DE VOLAR. CUANDO OSCURECIÓ SE REFUGIÓ DEBAJO DE UNA PIEDRA: “¡QUÉ TONTA FUI, DEBÍ ESCUCHAR A MI TÍA! ELLA TENÍA RAZÓN: EL INVIERNO NO ES PARA LAS ABEJAS”. Y PASÓ LA NOCHE SIN DORMIR, TIRITANDO EN EL PASTITO MOJADO.

A LA MAÑANA APENAS PODÍA LEVANTAR VUELO, PERO IGUAL SE LAS ARREGLÓ PARA REGRESAR A LA COLMENA. ENTRÓ DESPACITO, SIN HACER RUIDO, Y DE INMEDIATO BUSCÓ ARROPARSE JUNTO A SU TÍA.

—MERLINA… ¡ESTÁS HELADA!

—NO TÍA, YA NO, AHORA ESTOY MÁS CALENTITA QUE NUNCA, RESPONDIÓ MERLINA, FELIZ.

Y DE PRONTO MERLINA COMPRENDIÓ CUAN SABIOS SON LOS CONSEJOS DE LOS MAYORES Y LO IMPORTANTE QUE ES SABER ESCUCHARLOS. LUEGO SE QUEDÓ DORMIDA Y NO DESPERTÓ HASTA MUCHAS SEMANAS DESPUÉS, CUANDO LA PRIMAVERA REGRESÓ UNA VEZ MÁS Y LLENÓ LA COLMENA CON EL AROMA DE FLORES NUEVAS.



FIN


(c)HORACIO ALVA (2007)



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Visto y leído en: Rincón infantil, pág. 32, Revista Familia COOPERATIVA.
Año XLII - ABRIL 2016 - # 365
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